ETICA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO HUMANO
El sentido más antiguo de la ética (de origen griego) residía en el
concepto de la morada o lugar donde se habita; luego referido al hombre o
pueblos se aplicó en el sentido de su país, tomando especial prestigio la
definición utilizada por Heidegger: "es el pensar que afirma la morada del
hombre", es decir su referencia original, construida al interior de la
íntima complicidad del alma. En otras palabras ya no se trataba de un lugar
exterior, sino del lugar que el hombre porta a sí mismo. "El Ethos es el
suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los
actos humanos.
El vocablo Ethos sin embargo, tiene un sentido mucho más amplio que el
que se da a la palabra ética. Lo ético comprende la disposición del hombre en
la vida, su carácter, costumbre y moral. Podríamos traducirla "el modo o
forma de vida" en el sentido profundo de su significado. Ethos significa
carácter, pero no en el sentido de talante sino en el sentido "del modo
adquirido por hábito". Ethos deriva de éthos lo que significa que el
carácter se logra mediante el hábito y no por naturaleza. Dichos hábitos nacen
"por repetición de actos iguales", en otras palabras, los hábitos son
el principio intrínseco de los actos.
En el ámbito conceptual de la ética, tenemos un círculo correlacionado
entre Ethos - hábitos - actos. En efecto si Ethos es el carácter adquirido por
hábito, y hábito, nace por repetición de los actos iguales, Ethos es a través
del hábito "fuente de los actos" ya que será el carácter, obtenido (o
que llegamos a poseer -héxis) por la repetición de actos iguales convertidos de
hábito, aquel que acuñamos en el alma.
El hombre a través de su vida va realizando actos. La repetición de los
actos genera "actos y hábitos" y determinan además las
"actitudes". El hombre de este modo, viviendo se va haciendo a sí
mismo. El carácter como personalidad es obra del hombre, es su tarea moral, es
el cómo "resultará" su carácter moral para toda su vida...
Podemos aproximarnos a la conceptualización de la palabra
"moral" (origen del latín) como la adquisición de "Modo de Ser
logrado por apropiación", o por niveles de apropiación, donde se
encuentran los sentimientos, las costumbres y el carácter.
El carácter o personalidad moral, como resultado de actos que uno a uno
el hombre ha elegido, es lo que el hombre ha hecho por sí mismo o por los
demás. "El hombre en este contexto se hace y a la vez es hecho por los
demás, tanto positiva como negativamente".
La Ética (repito: de origen griego) como muy bien dice Vidal, es la
"realidad y el saber que se relaciona con el comportamiento responsable
donde entra en juego el concepto del bien o del mal del hombre".
La ética florece a partir de nuestros valores que nos dictan si algo está
bien o mal (correcto o incorrecto) en un acto humano. Mayor relevancia adquiere
cuando el acto afecta a un tercero.
La Moral (de origen Latín) significa lo mismo que ética ya que traduce
el significado de éthos (costumbre) y Ethos (carácter/talante), dejando atrás
su primera aproximación en que el término mos solo se refería a
"costumbre".
Normalmente la ética se emplea respecto a aproximaciones de tipo
filosóficas y de tipo racional como tal. El término moral por su parte, se
utiliza más en consideraciones de tipo religioso. Frente a la justificación de
las normas de comportamiento utilizamos ética como concepto. Moral en cambio,
es referido a "códigos concretos de comportamiento".
ÉTICA
La ética se relaciona con el estudio de la moral y de la acción humana.
El concepto proviene del término griego ethikos, que significa “carácter”. Una
sentencia ética es una declaración moral que elabora afirmaciones y define lo
que es bueno, malo, obligatorio, permitido, etc. en lo referente a una acción o
a una decisión.
Por lo tanto, cuando alguien aplica una sentencia ética sobre una
persona, está realizando un juicio moral. La ética, pues, estudia la moral y
determina cómo deben actuar los miembros de una sociedad. Por lo tanto, se la
define como la ciencia del comportamiento moral.
Claro que la ética no es coactiva, ya que no impone castigos legales
(sus normas no son leyes). La ética ayuda a la justa aplicación de las normas
legales en un Estado de derecho, pero en sí misma no es punitiva desde el punto
de vista jurídico, sino que promueve una autorregulación.
La ética puede dividirse en diversas ramas, entre las que se destacan la
ética normativa (son las teorías que estudia la axiología moral y la
deontología, por ejemplo) y la ética aplicada (se refiere a una parte
específica de la realidad, como la bioética y la ética de las profesiones).
Respecto a los autores fundamentales en el estudio de la ética, no puede
obviarse al alemán Immanuel Kant, quien reflexionó acerca de cómo organizar las
libertades humanas y de los límites morales. Otros autores que analizaron los
principios éticos fueron Aristóteles, Baruch Spinoza, Jean-Paul Sartre, Michel
Foucault, Friedrich Nietzsche y Albert Camus.
MORAL
Moral, es una palabra de origen latino, que proviene del términos morís
(“costumbre”). Se trata de un conjunto de creencias, costumbres, valores y
normas de una persona o de un grupo social, que funciona como una guía para
obrar. Es decir, la moral orienta acerca de qué acciones son correctas (buenas)
y cuales son incorrectas (malas).
Según otra definición, la moral es la suma total del conocimiento que se
adquiere sobre lo más alto y noble, y que una persona respeta en su conducta.
Las creencias sobre la moralidad son generalizadas y codificadas en una cierta
cultura o en un grupo social determinado, por lo que la moral regula el
comportamiento de sus miembros. Por otra parte, la moral suele ser identificada
con los principios religiosos y éticos que una comunidad acuerda respetar.
El conjunto de normas morales es denominado como moralidad objetiva
(existen como hechos sociales más allá de que el sujeto decida acatarlas). En
cambio, los actos a través de los cuales la persona respeta o viola la norma
moral conforman la moralidad subjetiva.
Cabe destacar que la idea de responsabilidad moral aparece con el
convencimiento de que el accionar del individuo siempre se realiza con un fin,
a menos de que se encuentra inconsciente (ya sea por una enfermedad mental, un
desequilibrio psicológico, los efectos de una droga, etc.). Se dice que una
persona que hace uso de los valores morales de su sociedad puede forjarse un
mejor destino.
El término moral también puede utilizarse como sinónimo de ética, por lo
que adquiere sentido como disciplina filosófica o como sinónimo de la teología
moral (una disciplina teológica).
El concepto de moral se diferencia de la filosofía moral o ética en que
ésta última reflexiona racionalmente sobre los diversos esquemas morales con la
finalidad de encontrar principios racionales que determinen las acciones
éticamente correctas y las acciones éticamente incorrectas, es decir, busca
principios absolutos o universales, independientes de la moral de cada cultura.
ESCUELAS ETICAS FUNDAMENTALES
HEDONISMO: Es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del
placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida. Es la
doctrina que considera el placer como el fin de la vida, por lo que se deduce
que los seres humanos deberíamos dedicarnos exclusivamente a vivir en su eterna
búsqueda.
ESTOICISMO: Los estoicos proclamaron que se puede alcanzar la
libertad y la tranquilidad tan sólo siendo ajeno a las comodidades materiales,
la fortuna externa, y dedicándose a una vida guiada por los principios de la
razón y la virtud. La razón de los hombres se consideraba también parte
integrante del logos divino e inmortal.
El bien y la virtud consisten, por lo tanto, en vivir de acuerdo con la
razón, evitando las pasiones, que no son sino desviaciones de nuestra propia
naturaleza racional.
La pasión es lo contrario que la razón, es algo que sucede y que no se
puede controlar, por lo tanto, en vivir
de acuerdo con la razón, evitando las pasiones, que no son sino desviaciones de
nuestra propia naturaleza racional.
La pasión es lo contrario que la razón, es algo que sucede y que no se
puede controlar, por lo tanto debe evitarse. Las reacciones, como el dolor, el
placer o el temor, que se pueden y deben dominarse a través del autocontrol
ejercitado por la razón, la impasibilidad (apatía) y la imperturbabilidad.
Éstas surgirán de la comprensión de que no hay bien ni mal en sí, ya que todo
lo que ocurre es parte de un proyecto cósmico. Sólo los ignorantes desconocen
el logos universal y se dejan arrastrar por sus pasiones.
El sabio ideal es aquél que vive conforme a la razón, está libre de
pasiones y se considera ciudadano del mundo. El cosmopolitismo, que defiende la
igualdad y solidaridad de los hombres.
CINISMO: El cinismo, más que una filosofía, fue una forma de vida, en la mayoría
de los casos esforzada y exigente.
Los cínicos despreciaban los bienes materiales, los placeres, las
pasiones, las normas sociales y los lazos nacionales.
Afirmaban que las costumbres, las creencias religiosas y las leyes se
hallaban en oposición a la Naturaleza. Veían a la civilización como algo
artificial, antinatural y despreciable. Consideraban como virtud auténtica el
vivir conforme a la Naturaleza, con autarquía y autosuficiencia. Valoraban más
una vida salvaje que otra sometida a las reglas del rebaño, una vida sencilla
que otra refinada y alienante.
Con su estilo franco y provocador desconcertaban a sus contemporáneos y
desnudaban toda su hipocresía. (Por eso el verdadero sentido de la palabra
"cinismo" está asociado al recelo por la naturaleza humana y a la
actitud irrespetuosa ante las convenciones sociales.) Hacían deliberadamente lo
que los demás se guardaban de hacer por pudor o costumbre, reafirmando así su
independencia.
ARISTOTELICA: La ética de Aristóteles es una ética de bienes porque
él supone que cada vez que el hombre actúa lo hace en búsqueda de un determinado
bien. El bien supremo es la felicidad y la felicidad es la sabiduría.
Aristóteles distinguía dos tipos de virtud o excelencia humana: moral e
intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los
hábitos que reflejan opciones repetidas. Una virtud moral siempre es el punto
medio entre dos extremos menos deseables. El valor, por ejemplo, es el punto
intermedio entre la cobardía y la impetuosidad irreflexiva; la generosidad, por
su parte constituiría el punto intermedio entre el derroche y la tacañería.
La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena
excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente
a la clase alta y no por las mujeres, los niños, los bárbaros o mecánicos
asalariados (trabajadores manuales, a los cuales negaba el derecho al voto).
PLATONICA: Platón dio por sentado que el mayor bien del hombre,
subjetivamente considerado, es la felicidad. Objetivamente, el mayor bien del
hombre es el máximo bien absoluto en general, el Bien en sí mismo, o Dios. El
medio para alcanzar el mayor bien es la práctica de la virtud y la consecución
de la sabiduría.
Platón nunca se excedió en condenas, en particular sobre el cuerpo, como
fuente de todo lo malo - porque la abundancia, la salud, la destreza y los
placeres inocentes, son medios para alcanzar la felicidad, aunque no
indispensables como lo es la virtud. La virtud es orden, armonía, salud del
alma; el vicio es desorden, discordia, enfermedad.
ETICA CRÍTICA: Ética crítica se dice de una filosofía que piensa los
fundamentos de la acción moral como, por ejemplo, la fundamentación de la
metafísica de la moral, del filósofo alemán Emmanuel Kant, que hace una busca
por los motivos que determinan la actividad del hombre como agente moral. Por
ética práctica se dice aquella que no es limitada a una fundamentación como
también describe comportamientos morales. Es basada en una ética de virtudes,
por ejemplo, la ética de Aristóteles, que describe y aconseja como debe ser la
acción moral.
ETICA DE LA COMPRENSIÓN
Es reconocer
la comprensión, existen tres tipos de comprensión:
La
comprensión Objetiva: Debemos
salir de lo implícito, articula los datos objetivos.
La
comprensión Subjetiva: Comprensión
sujeto a sujeto, la idea es comprender al prójimo, sobre todo el sufrimiento y
la desgracia, esto nos lleva al conocimiento subjetivo del ser
LA COMPRENSIÓN COMPLEJA:
Es la unión de las dos, tiende a ver todos los aspectos del prójimo, es
multidimensional.
Podemos pasar de una comprensión Objetiva a una Subjetiva, cuando por
ejemplo vemos una película o una novela, hay situaciones en ellas que nos
despierta la comprensión al prójimo, somos capaces de comprender y amar al
personaje más malo en un acto de compasión y peligro.
La comprensión de la complejidad humana. Esta se niega a reducir
al prójimo a un solo rasgo y lo considera en su multidimensionalidad.
La reducción hace incapaz comprender al prójimo. Por ejemplo el reducir
a un mentiroso a quien no sabe que se miente a sí mismo es hacer de un
culpable.
Se debe comprender que un ser humano no se puede reducir a su ideología,
ya que no se puede olvidar que en las mentalidades buenas, hay tachas ciegas de
inhumanidad e incomprensión.
Todo individuo lleva en si multipersonalidades, la cólera, el odio, la
ternura, el amor nos hacen mutar de una personalidad a otra, modificando las
relaciones entre razón y afectividad.
LA COMPRENSIÓN DE LOS CONTEXTOS
Los acontecimientos, accidentes, pueden actualizar ciertas
personalidades, por ejemplo, ha habido personas inteligentes y escépticos. Por
ejemplo ha habido personas muy inteligentes y escépticos que al hacerse
comunistas, se dejaron convencer por estupideces y acabaron por asumir
monstruosidades. Todos estos cegados por si mismos y por las mentiras políticas.
LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LAS NORMAS ÉTICAS
La
institucionalización de la ética: un enfoque proactivo para la lucha contra el
comportamiento no ético.
Los
teóricos mencionan que para lograr el aprendizaje y aplicar las 6 leyes de la
honestidad absoluta, pasamos por un proceso de cuatro etapas:
1. La Sensibilización.
2. La Torpeza.
3. Habilidad.
4. Hábito.
La
primera etapa “sensibilización” es un proceso en el que hemos tenido la
oportunidad para oír ver, experimentar, aprender y asimilar lo aprendido para
luego poderlo aplicar. El término “torpeza” se escucha muy rudo, pero se
refiere a que cuando intentas algo por primera vez, puedes parecer torpe, pero
no importa cuántas veces caigas en el intento, hay que levantarse siempre e
intentarlo de nuevo, hasta lograr conscientemente la habilidad para practicar
conductas éticas, enmarcadas en las 6 Leyes de la Honestidad Absoluta; es decir
llevar a la práctica acciones deliberadas hasta conseguir que la honestidad se
convierta en un hábito.
Existen
razones de peso para poner en práctica las 6 leyes de honestidad absoluta tanto
en el plano personal como en el institucional:
Contribuyen a fomentar una cultura de
integridad.
Generan confianza y lealtad.
Aumentan la ventaja competitiva.
Incrementan la productividad laboral.
Establecen un liderazgo coherente.
Crean una moral positiva.
Existen
comportamientos éticos que pueden darse de manera deliberada, o de acuerdo a
las circunstancias personales y contextuales, obedeciendo a patrones de
conducta comunes, valores y creencias organizacionales, así como a las
actitudes personales que con frecuencia están sujetas a suponer qué y cuáles
son los valores que deben considerarse en la organización. Suponen que algo es
correcto, sobre todo cuando en la empresa no existe un código de conducta
ética.
La
institucionalización ética para la vida empresarial significa la existencia de
un sistema incorporado formal y explícitamente en las prácticas
organizacionales. El objetivo de este artículo es establecer una aproximación
integral de los mecanismos de Institucionalización Ética Empresarial.
Entre
los diversos mecanismos de Institucionalización Ética se tienen: los Comités de
Ética que suelen crearse para monitorizar el comportamiento ético en las
organizaciones; los Códigos de Ética que representan un camino clásico de las
organizaciones para comunicar sus expectativas y estándares éticos; la
implementación de Programas de Capacitación Ética, que incluyen seminarios o
talleres para reforzar la ética empresarial y la Asesoría. Puede afirmarse que
ninguno de los mecanismos de institucionalización ética es capaz de lograr el
asentamiento ético por sí solo dentro de la organización, pues todos presentan
ventajas y desventajas. Por ello, es conveniente lograr una aproximación
integral de estos mecanismos hacia las organizaciones.
De
allí que la construcción de un modelo conjunto de los mecanismos de
institucionalización ética en el ámbito organizacional se constituiría en las
bases sobre las cuales se auspiciarían, desarrollarían y aplicarían todas
aquellas herramientas capaces de lograr el establecimiento de una cultura ética
fortalecida en las organizaciones. El proceso de Institucionalización Ética en
las organizaciones es una tarea en la que intervienen muchos elementos que
deben considerarse para que estas tengan éxito y contribuyan al fortalecimiento
de la cultura ética organizacional. La complementariedad existente entre los
diferentes mecanismos permite minimizar esas desventajas que pueden
obstaculizar el proceso de institucionalización de la ética en las
organizaciones y contribuir con el objetivo final que es la transformación de
la organización.
Venezuela vive un momento único en su historia, después de
lograr su emancipación bajo el liderazgo de Simón Bolívar y este orientado por
las ideas de Francisco de Miranda y su gran Maestro Simón Rodríguez. Se está
retomando una vez más el sueño de una patria justa y humana, donde la justicia
y la paz social sean el pilar fundamental de la existencia política, social,
económica y cultural.
Pero el logro de este reto solo será posible en la medida
en que progresemos en la consecución de una educación liberadora, que forme al
hombre como un ser social y no como un explotador de sus hermanos. Esta
educación debe centrarse en sembrar valores de solidaridad, tolerancia y de
justicia en los ciudadanos y ciudadanas para que asuman con una ética de
respeto por los demás la construcción de una nueva sociedad plena de libertad,
cuidadosa de las leyes y amante de las buenas costumbres y la moral. Es
necesario retomar de una vez el ideal bolivariano de que lo esencial de una
república es su educación y de que la moral y las luces son las necesidades
primarias de un ciudadano y de una ciudadana.
El nuevo educador debe asumir desde una ética individual
y colectiva su rol protagónico en la construcción de un estado donde esté
plenamente garantizado el respeto a los derechos de los pueblos, que permita el
desarrollo personal y colectivo a cada uno de los hombres y cada una de las
mujeres que forman parte de él.
En el siguiente material se presentan algunas
consideraciones sobre la ética y sus alcances, los derechos humanos, la ética
del profesional actual, los principios y valores exigidos en los nuevos tiempos
y los principios contenidos en nuestra Constitución sobre la democracia
participativa a la que estamos llamados a conformar como única vía de
desarrollo humano, con el objetivo de aportar ideas que permitan a nuestras comunidades
aperturas espacios formativos que fortalezcan el proceso de consolidación de un
modelo de país donde todos y todas puedan desarrollar sus distintas
potencialidades.
El trabajo en cuestión se formuló a partir de la consulta
de distintas fuentes bibliográficas, entre las que resalta la Constitución
Nacional como eje central de la temática desarrollada; las fuentes consultadas
en su mayoría fueron propuestas por la coordinación académica de la Misión
Cultura, aunque algunas fueron recopiladas de otras obras. Así mismo, en el
proceso de recopilación se contó con la observación y apoyo de distintas
personas de nuestro grupo de sistematización y de miembros de la comunidad, de
manera especial de un grupo de vencedores de la Misión Ribas, quienes participaron
de en actividades que preparamos; específicamente una exposición y un
conversatorio sobre derechos humanos. También obtuvimos elementos importantes
de las ponencias hechas por otros grupos de trabajo.
Presentamos con sencillez y claridad el contenido de este
trabajo que no pretende ser un tratado sobre la ética del ciudadano y ciudadana
de la nueva república, sino un aporte que impulse y fortalezca este proceso de
construcción y consolidación de la democracia participativa y protagónica que
se merece nuestra patria, donde todos y todas contemos con instituciones
garantes de los derechos de cada persona que habite en esta tierra de gracia
por la que han luchado tanto nuestros ancestros y que recuperaron nuestros
héroes independentistas guiados armoniosamente por el Padre de la Patria, El
Libertador Simón Bolívar.
La ciudadanía es el resultado de las luchas y reclamos
políticos, étnicos, económicos y culturales ocurridos en contextos históricos
definidos. Expresa el vínculo entre el Estado, sus instituciones y sus
miembros. La ciudadanía conlleva la obligación de cumplir deberes específicos,
el respeto a las leyes establecidas y a la autoridad por parte de los
ciudadanos. Actualmente se vincula el concepto de ciudadanía con la democracia
participativa, puesto que los ciudadanos tienen que poner en práctica todos los
métodos de participación posibles para contribuir con el logro de mejoras
necesarias para su comunidad y en general para la nación a través de las
instituciones del estado.
En relación a la ciudadanía en Venezuela, esta está
plenamente garantizada por la constitución nacional vigente y nuestro
libertador expreso lo siguiente, "…penetraos bien de que sois todos
venezolanos, hijos de una misma patria, miembros de una sociedad y ciudadanos
de una misma República…".
La ética y la ciudadanía van de la mano, puesto que la
ética establece las normas de conducta que deben regir a los ciudadanos de una
región y ellos son los responsables de aplicar y cumplir con ética las
distintas reglas y normas que se establezcan para una determinada región.
Venezuela vive un proceso de transformaciones sociales donde la ética de sus
ciudadanos debe estar ajustada a los principios éticos bolivarianos, pues la
nueva constitución se fundamenta en la doctrina del Padre de la Patria, así se
lee en el artículo primero del título I "…La República Bolivariana de
Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio
moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina
de Simón Bolívar…".
Partiendo del hecho ético de que los ciudadanos deben
conservar una conducta adecuada a las normas establecidas, debemos aclarar que
solo se puede cumplir aquello que se conoce, y lo primero que toda persona debe
conocer y hacer valer y respetar son los derechos humanos, ya que de cada
derecho se desprenden toda una serie de normas y leyes que son las que
determinan los principios éticos que rigen a una nación. En este sentido El
Libertador nos da la pauta o norma sobre la que se sustenta la nueva ética ciudadana
de este nuevo país que nace; "…un buen ciudadano debe siempre pensar con
respecto así, lo que calcularía con respecto a los demás…".
La primera norma ética a la que nos debemos apegar es
esta; todas y todos tenemos derechos y debemos respetarlos y hacer que se
respeten.
ÉTICA DEL SER Y DEL TENER
Hay un dilema muy visitado por el pensamiento ético en
cuanto a las posibilidades humanas del actuar. O bien el ser humano se guía
desde el ser, o bien se deja llevar por el tener. Cuando lo hace desde el primero
decimos que no tiene en cuenta el deseo interesado y actúa sólo desde la
esencia del ser persona, desde la calidad de la dignidad que eso conlleva, y
que por eso entonces es ético o ética. En el segundo caso, el tener, estaríamos
insinuando que esa mujer o ese hombre orientan sus acciones desde la necesidad
del enriquecimiento y el interés funcional, y que por tanto nos hallaríamos
ante una postura inaceptable éticamente.
Las buenas intenciones no siempre se expresan con
palabras adecuadas. En el caso referido creo que Fromm y las corrientes éticas
que han jugado sobre este dilema no han dado más que una connotación dualista
al asunto y no han podido cifrar adecuadamente la clave resolutiva, dejando
siempre un margen absurdo al asunto. Se contrapone el ser al tener, el tener al
ser. Pero, ¿cuándo no se tiene alguna cosa? Hasta el pobre más pobre tiene
algo. ¿Y cuándo no se es?, hasta el que opta por tenerlo todo sigue siendo
alguien. Siempre se es y siempre se tienen cosas. Por ello, una postura ética
que consiste en decidir sobre un enunciando o el otro adolece de falta de
conciencia. Es idealista en grado fanático. Ser y tener no son opuestos, es una
doble dimensión axiomática del ser humano. Se definen como contradictorias para
una mirada que no ha resuelto bien la posibilidad de concertación de ambas
posturas.
Es algo así como lo que ocurre con el comunismo y el
neoliberalismo: ante la imposibilidad de saber constituir la igualdad, en el
caso del segunda, y ante la insuficiencia de hacer prevalecer la libertad, en
el caso del primera, se ha optado por la satanización de esas opciones. El
humanismo ético de Fromm al no encontrar una perspectiva que disipe la
oposición, que armonice, de algún modo, esos contrarios, ha preferido divinizar
al uno, el Ser, y satanizar al otro, el Tener. Curiosamente esa dialéctica de
principios sirve para estimular un avance de los desequilibrios entre ambas
dimensiones. Y no precisamos éticas dualistas: sólo acuden a fomentar todavía
más la irresolubilidad de los conflictos. La opción ángel (ser) o demonio
(tener) funda la guerra entre los mismos humanos.
Y la ética no puede instaurar un Ejército del Bien: es
una idea tan fascista como cualquier insinuación totalitaria. No se puede
luchar contra el mal, rara contradicción. De ahí que lo que tiene que hacer la
ética es abuenar al ángel y al demonio: o si se quiere, ser realista y lograr
una postura en la que ser y tener disuelvan sus oposiciones. No se trata de
buscar un equilibrio que no existe: el famoso punto medio arquimédico es una
ilusión de la mente humana cansada y rendida ante lo enigmático. Hablamos de
dar un salto a la perspectiva en la que el ser deje de ser, valga la
redundancia, sinónimo de identidad; y el tener ya no equivalga a propiedad.
Aquí está el embrollo, la eticidad del ser frente al tener erraba su camino
porque no establecía la siguiente apreciación: que ser no es lo mismo que tener
identidad, y que tener no es lo mismo que ser propietario. Maldecía al tener
porque lo equiparaba plenamente a la propiedad, e inversamente deificaba la
identidad, sin poder desvincularla del concepto de ser. Sin embargo, ser y
tener no equivalen a identidad y propiedad. Precisamente al dualizar, se
condena a ambas posturas bajo esas categorías.
Jesús, en el nuevo Testamento, nos da una salida al tema.
Se pueden tener cosas sin necesidad de concluir en el fenómeno de la propiedad,
y se puede ser, sin favorecer la tentación de la identidad. El amor, a través
de dos actitudes concretas, logra disipar el dilema planteado al principio del
artículo. Pero no cualquier amor, sino el que se traduce en lo que sigue:
1) la generosidad, que permite tener sin derivar en la
imagen negativa de la propiedad –se tiene para dar(se)-; y
2) el desapego, que nos posibilita ser personas sin el
riesgo de creernos una identidad frente a los otros, sin devenir en
individualismos y/o colectivismos –se es para servir-. Se terminó pues el
conflicto, podemos empezar a conversar: ser y tener habían sido grandes
aliados.
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